PROYECTO DE EXTENSIÓN: El miércoles se llevó a cabo la presentación de la evaluación de la propuesta “Por un envejecimiento activo y saludable” radicado en la Escuela de Enfermería de la Facultad de Ciencias Médicas y financiado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNR en la 8º convocatoria “La Universidad y su compromiso con la Sociedad” dirigido por el Licenciado en Enfermería y Especialista en Docencia Universitaria, Eduardo Blotta.
Esta propuesta extensionista que contó con la participación de aproximadamente veinte estudiantes de los distintos años de la carrera de Enfermería, surge de la necesidad de desterrar la visión de un envejecimiento enmarcado dentro de una concepción tradicional. Se trata de una actividad de extensión dirigida a adultos mayores sanos que concurren a la Asociación Vecinal y Biblioteca Popular “Amor al Estudio” del Barrio Industrial de Rosario, concibiendo a la adultez mayor sana como la “capacidad de cumplir acciones requeridas en el diario vivir, para mantener el cuerpo y subsistir independientemente” explicó el licenciado Blotta quien remarcó que “el proyecto toma el concepto más desde un punto de vista funcional y lo entendemos como todas aquellas personas que sufren o soportan todos los cambios propios del proceso de envejecimiento pero que tienen la capacidad para poder desarrollar todo su bienestar y rescatar lo que de ellos queda latente como funcional”.
UN PROYECTO EN ETAPAS:
En la presentación se mostraron cuatro posters en donde quedó plasmada una síntesis de los abordajes de cada disciplina llevo adelante a través de los distintos talleres y actividades. En primer lugar la psicóloga Natalia Di Fiori comentó la manera en que el proyecto abordó la temática desde su disciplina desarrollando la “Concepción sobre el envejecimiento: en cómo me veo, cómo te veo, cómo me ven”.
El trabajo interdisciplinario fue uno de los puntos más importantes de la metodología de la propuesta. “El hecho de compartir cada uno de los encuentros con todos los otros actores del proyecto hizo que se enriquezca mucho el trabajo, esto de compartir la experiencia concreta” comentó Di Fiori. En estos encuentros “logramos ver como cada uno de los adultos mayores se percibía a sí mismo; allí aparecieron situaciones familiares que no salían a la luz en otras circunstancias. Fuimos conformando el grupo al que se incorporaron nuevos integrantes siempre generando horizontalidades entre ellos y nosotros los profesionales y los estudiantes” remarcó la psicóloga quien definió esta primera etapa como “un verdadero encuentro con el otro en donde están constantemente pasando cosas con lo vincular como eje para la salud”.
Una segunda parte de esta propuesta centrada en la población de adultos mayores fue la situación alimentaria por la cual transitaban; “algo tan complejo pero a su vez muy cotidiano” como dijo el Magister Guillermo Scarinci. En esta etapa se llevaron a cabo espacios de consejería nutricional y utilizaron métodos antropométricos y de indagación de alimentación del sector de población que participaba del proyecto para poder descifrar su patrón alimentario.
Como resultado el muestreo del grupo arrojó que casi un 63% tiene una malnutrición por exceso que no escapa lo que ocurre en el país. “Hay sobrepeso y obesidad” definió Scarinci quien además señaló que otras cuestiones que surgieron es que “no se consumen los alimentos más saludables y que a la postre son también los más económicos como las frutas y las verduras”, pero que esta situación tiene que ver con cuestiones de “hábitos alimenticios”. Otra de las conclusiones a las que arribó esta etapa del proyecto es que “hubo un reconocimiento de que se deben cambiar hábitos pero que al mismo tiempo es difícil ya que éstos no se modifican de un día para el otro; sino que todo lleva un proceso” manifestó el director del Centro de Salud Universitario 7 de abril.
La tercera parte fue encarada por el grupo de la Escuela de Enfermería quienes trabajaron con la técnica de grupos focales, que consiste en agrupar un número de adultos mayores y se les realiza entrevistas en conjunto en las cuales aparecieron cuestiones como las afecciones más presentes e importantes y entre ellas las agudas y no las crónicas “a las que naturalizaban y aceptaban como tales” marcó la doctora Dominga Vítola, coordinadora de estos espacios. Otro de los aspectos importantes a remarcaren esta parte del poryecto fue el reconocimiento al cuidado de la salud. “Además de la prevención y la rehabilitación, pensar en el mantenimiento de la salud” expresó la doctora quien remarcó que “en este sentido tuvieron un rol preponderante los estudiantes quienes trabajaron la información con los adultos mayores creando un vínculo que es vital en todo trabajo extensionista, por un lado para poder incorporar cuidados y por otro para complementar la formación de los alumnos”.
La cuarta etapa estuvo a cargo de las fonoaudiólogas Celia Casis y Graciela Valles quienes llevaron adelante junto al grupo y en compañía de los estudiantes los talleres de memoria. Las profesionales advirtieron que los adultos mayores “llegaban con muchas quejas en cuanto al funcionamiento de su memoria y fuimos descubriendo en qué momento preocuparse y cuando verlas como situaciones inherentes a la edad” comentó Casis.
Por su parte Graciela Valles consideró que “se dio un espacio muy importante de comunicación ya que veíamos como cada síntoma que traían, tenían forma de tratamiento y pudimos advertir que las sintomatologías tenían sus estrategias para poder resolverlas y realizamos actividades de memorización que sirvieran como herramientas para la vida”.
TIEMPOS DE EVALUACIONES FINALES:
Entre los impactos que tuvo el proyecto uno de los más importantes fue la “colaboración disciplinaria” como lo remarca Susana Di Fulvio, licenciada en Enfermería y co-directora del proyecto. Según la especialista en Educación Universitaria esta metodología interdisciplinaria “permitió ampliar miradas y adecuar estrategias para cada etapa y actividad que se fue realizando”.
La docente, quien participó en varios de los Ciclos de Formación en Extensión organizados por la SEU-UNR manifestó que “trabajar en red posibilita que las disciplinas interactúen, compartan saberes y que no queden estos conocimientos en compartimentos estancos”. Para los integrantes del proyecto, el proceso fue vivido como “una instancia de gran democratización para que no ocurra avasallamiento entre las distintas disciplinas”.
En relación a los adultos mayores, éstos manifestaron que les fue beneficioso por la adquisición de información y la posibilidad de comprender en los talleres que entre todos existen chances de cambios en cuanto a conductas y prevención de la salud.
“Fue una experiencia de saberes compartidos entre estudiantes, docentes y adultos mayores, ya que no se les daba una información establecida sino que se los escuchaba en creencias o cuestiones personales y con esa información se organizaban estrategias para tratarlas” puntualizó Di Fulvio.
Otro de los impactos fue la “comunicación científica” del proyecto por lo cual integrantes del mismo participaron en diversos congresos y jornadas nacionales e internacionales y en publicaciones de revistas especializadas.
Finalmente el licenciado Blotta manifestó que un impacto de importancia fue la “relación intergeneracional en el proyecto” y que su abordaje interdisciplinario fue un dato particular para “estar atentos a visualizar los problemas de salud que puedan influir en el desarrolla de la persona, detectándolo de manera temprana y actuando en forma preventiva”.